domingo, 2 de febrero de 2014

"Magia"

                                                           Magia
El caminaba sin apuro por una playa desierta, una playa que tenia las indudables marcas del paso del hombre, zapatillas rotas, botellas, latas, papeles… no había en la zona vestigios del romanticismo de un ocaso frente al mar. El único sonido era el del viento, levantando arena seca de la parte alta de los médanos, que golpeaba suavemente sobre su rostro fruncido. Las manos en el bolsillo y un paso muy lento no demostraba otro interés que el propio pensamiento, perdido entre sueños despiertos, que pintaban por momentos, una sonrisa picara y a la vez nostálgica.
Pateó primero una rama, que el viento siguió empujando, y luego una vieja lata de pintura abollada. Ese golpe lo empalideció y detuvo instantáneamente. Un grito surgió del interior del envase oxidado. Si, no había duda alguna. Miró alrededor. Pensó en una broma y volvió a patearla. El quejido se repitió, aún cuando no se encontraba nadie en las cercanías de un horizonte extenso y desolado. El joven se agachó y la levanto. No había cables, micrófonos, ni nada más que pintura seca… sin embargo, una voz le habló desde el interior. Alguien o algo había dentro de ella…
“¡Me asustaste!, ¡no es manera de despertar a alguien… dando golpes…!
“Para ser una broma está muy bien armada” – contesto el muchacho que, sorprendido, seguía mirando.
“No es broma!!!, soy un genio que vengo del segundo horizonte… aunque te resulte difícil de creer y de comprender… A partir de este momento eres mi amo, no por mucho tiempo claro.”
“¡Ja ! Los genios no viven en latas aplastadas y ¿el segundo horizonte?, el segundo horizonte no existe !!!
en todo caso, existe uno nuevo a cada paso que se avanza… no me vas a engañar con tu broma !”
“Entonces, cierra los ojos y sueña, sueña con lo más extraordinario que tu mente pueda crear y ahí lo encontrarás… el segundo horizonte está en el límite de tus propios sueños…!Claro que existe!”
“¿Y acaso me vas a conceder tres deseos? – respondió el muchacho-“¡Imagino que harás realidad lo que yo quiera!”
“Pues, en realidad, sólo te concederé uno. Uno solo. Pero, para que se cumpla, me lo tendrás que pedir tres veces. Esta vez no quiero cometer errores…!”
“¿Qué significa que no queres cometer errores…?
“Hace mil años concedí un deseo sin medir sus consecuencias y es por eso que el mundo, hoy, está como está. Tendrás que pensarlo muy bien, pues de lo que me pidas-si te satisface y además no daña a nadie- depende mi libertad de esta lata de castigo en la que vivo desde aquella irresponsabilidad que cometí. Podré aconsejarte antes de que me confirmes lo que quieres, pero es tu decisión y evaluaré los riesgos.”
“¡Bien!, veremos si es cierto.. deseo… ¡todo el dinero del mundo!, si… no voy a andar con cosas chiquitas, deseo poder hacer lo que quiera, disponer de cualquier cosa…y…”
“Mi señor…con todo respeto…” –respondió el genio- “Eso es patético, lastimoso. ¡piensa seriamente! Si te apoderas del dinero del mundo, destruirás la economía mundial, todo será un caos, un hombre solo y sólo un hombre, no puede apoderarse de tanto. Provocarás la muerte de millones de seres…!repite tu deseo  y habrás matado el planeta ! es solo una sugerencia de mi parte amo…”
“Está bien” –respondió el joven- “está bien, entiendo… deseo… ¡ que todos tengan lo que desean…! Eso está bien ¿o no?”
“Mi señor, utiliza tu inteligencia, que posiblemente sea mucha y este dormida, La mayoría desea lo que tiene el otro. La gente se quitará, unos a otros, todo cuanto pueda y puede ser una espiral sin fin. ¿conóces la palabra coherencia?, vamos esfuérzate amo. Concederé lo que pidas, pero no pongas en peligro a nadie, y en eso me incluyo claro esta…por favor, ¡esfuérzate !”
El joven demoró unos minutos en contestar.
“Yo. Yo amo profundamente a una mujer. ¡Deseo que ella me ame tanto como la amo a ella…!
“Mi señor, el amor no se puede concebir con un mero acto de magia, porque el amor en si ¡es magia! Surge solo, en un momento nace, se siente en el alma y cuando eso ocurre no hay nada que lo detenga, es incontenible. Pero siempre ha de surgir desde los propios sentimientos o no será amor. Cuando brota no hay forma de ocultarlo ni evitarlo, y será espontaneo. En algún momento de la vida aparece ¡magia! Donde menos lo imagines, cuando menos lo esperes, si está escrito que ha de ser, ¡será ! Nada ni nadie tiene poder sobre él. Deberás aprender a esperar mi joven amo.”
El muchacho quedo pensativo y consternado por varios minutos. Jamás tuvo la posibilidad que le ofrecía el genio y no sabía qué hacer, todo lo que se le ocurría tenía relación con su propio yo, y todo, afectaba de alguna manera a quienes le rodeaban, incluso a quienes no conocía. Las vidas son un tejido imposible de comprender. Millones de caminantes se desvían en la esquina de la incertidumbre y se cruzan, más de una vez, corazones y razones sin verse. Lo inexplicable es casual, pero la verdad es que lo casual es causal y en la causalidad mueren las utopías.
“¡Genio ! ¿todavía estas ahí? – preguntó el joven, con gesto adusto.-
“Te escucho amo…”
“Te diré mi deseo aún sabiendo que tu libertad depende de lo que te pida. Debo excluir mis pretensiones personales y comprender que al hacerlo, también me incluyo porque yo soy parte de todos.
Deseo que nadie deje de tener deseos.”

“¿Y porque, mi señor este pedido?

“Porque el bien de uno es el bien de todos, y los deseos, son lo que nos permite ser mejores, nos permite evolucionar; nos alimenta la voluntad para avanzar un paso más cada día. La unidad de millones nos permite ser un mundo. Uno.”
“Amo, mi joven señor, me has dado mucho trabajo para hacer, pero pienso que mi libertad no está tan lejana. No pasará mucho tiempo para dejar esta lata y volver a mi mundo del segundo horizonte. Repítelo…”
“Genio, deseo que nadie deje de tener deseos”
“Mi señor, bien vale el esfuerzo de complacerte. Repítelo… por favor”
“Genio, deseo que nadie deje de tener deseos”

El genio comenzó su tarea y el muchacho se alejó sonriendo mientras pateaba otra rama que el viento se ocupó de pasear por los médanos.    

Rubén Chamorro (1999)

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