miércoles, 30 de diciembre de 2020

El árbol

 Brillo el sol tibio. Como vergonzoso intentaba desperezarse detrás de una nube; una nube que podía tener forma de oveja o de ángel, que podía parecer una montaña o una muñeca pálida y con trenzas. El viento fuerte que sopla allá, muy alto la transformaba en todo aquello que uno desea ver.

Don Beto se asomó por la ventana, con su sonrisa desdentada y una mirada nostálgica, estudió detenidamente el panorama de una calle que aún no despertaba. Con sus manos, ya torpes, cruzo sobre el pecho la bufanda negra, dejando cada extremo bajo las axilas, y luego se puso el grueso poullover negro. Ahora sólo faltaba la campera de corderoy marrón, que tenía desde hace muchos años, y la gastada boina negra.

Su paso era lento y vacilante, pero siempre había una silla cerca, de la que podía agarrarse por si acaso tuviera un tropiezo. La vista, que había desmejorado mucho en los últimos años, aconsejaba no cambiar los muebles de lugar porque, durante sus habituales caminatas nocturnas, podría llegar a golpearse; -"El orden implica seguridad". afirmaba siempre.

Todos los días se le hacían largos, sin embargo, sabía que a pesar de esto, las hojas del almanaque caían cada vez más rápido, aunque eso, no por irónico, dejaba de ser cierto. El agua de la pava soplaba y silbaba una nube transparente de vapor, urgida por el fuego que la consumía; Don Beto tomo la pava por la manija, de madera negra, semi quemada por las veces que quedaba inclinada sobre el costado, y se recalentaba con la llama que se asomaba, provocadora, por el lateral de aluminio abollado; y su mano de piel oscura, gruesa y encallecida, no se inmutó ´por la temperatura. Se sirvió su acostumbrado té con leche mientras su mente hurgaba el baúl de los recuerdos y planificaba su nuevo día, que por cierto, no era uno cualquiera. El de hoy era un día muy especial. En silencio desayuno tranquilo y entre sorbo y sorbo de la taza, otra sonrisa le levantaba ligeramente las mejillas. Después de ordenar la cocina, miró nuevamente por la ventana, hacia la calle, y pensó: "Ya es hora...". Tomó una vieja silla y la llevo, arrastrándole una pata, hasta la vereda del fondo; volvió hasta el patio por una escoba y pacientemente empezó a barrer, despejo de ramas y hojas todo el espacio que cubría su añoso árbol y luego tomó asiento en lo que sería su improvisada escalera; y se quedó allí, sólo, esperando, solo esperando... durante horas.

Desde el otro lado del cerco, lo observó su vecino, quien, intrigado por la actitud tan pasiva del viejito, le preguntó si necesitaba algo, si le podía ser útil; el frío, pensó, no le haría bien a su edad. Don Beto, agradecido por su interés, le contesto que no precisaba nada, que nada más tenía que esperar. Esperar. La cara de desconcierto que despertó su respuesta, lo llevo a ser un poco más explicito con sus palabras, que por cierto, nunca le faltaban.

"Este árbol lo plante el dos de Mayo de 1933, a las cuatro de la tarde... no es cuestión de memoria; lo plante con la ayuda de mi viejo el día que cumplí diez años. El me dijo:-"anota en alguna parte lo que hiciste este día"- y así lo hice, con un clavo en el revoque de la pared... ¡todavía se puede leer! Hoy a las cuatro de la tarde se cumplen ochenta años. Mire como está, pobre árbol, esta agotado, ya no da más. ¿Se imagina cómo estará por adentro?, míreme a mi, ¿se puede imaginar cómo estaré por dentro? En ese árbol me trepe de chico para jugar también para esconderme de alguna paliza bien ganada, y en él hicieron lo mismo mis hijos y mis nietos; y con su leña calentaba el agua en la cocina económica hasta que pidmos hacer la cañería para conectar la garrafa, esto fue poco tiempo después de instalar la luz. Un día, cuando me sentí vencido por la vida, busqué y elegí su rama mas gruesa y una soga... ¡qué época...! y por casualidad vi que alguien, alguna vez, le ató un alambre en esa rama, que la estaba lastimando, cortando. Pensé ¿cuánto me dolería tener una alambre igual en el brazo? así que fuí a buscar las herramientas y se lo quite; y tarde tanto que tuve tiempo de pensar -no te voy a lastimar también con mis problemas. Será otro día...- Eso fue en 1972. Ya pasó tanto tiempo... tanto pasó en este tiempo que pasó... y hoy cumplimos años, y decidí guardar dos recuerdos de mi árbol, como regalo ¿sabe?. Voy a esperar que caiga la primera hoja, después de las cuatro de la tarde para guardarla. Esa será la más débil, la mas inocente, la mas ingenua; cómo nuestros sentimientos más profundos, como el yo interior escondido que cada uno tiene. Necesitan ser protegidos para que no se pierdan; pero también voy a esperar la última hoja que caiga de mi árbol. Esa será la más fuerte, la más astuta, la más hábil, la de mayor voluntad; como aquello que necesitamos para proteger nuestra parte frágil, siempre expuesta y vulnerable. A esa hoja hay que cuidarla, no hay que perderla; las dos hojas son los extremos de la vida que se tocan."

La última hoja finalmente cayó. El vecino preocupado y atento la observo caer en un zig zag suave, sin el menor ruido, lenta y tímida; en paz, como la paz que sentía Don Beto; con la misma serenidad con que se detuvo la ambulancia frente a la casa de viejito, quien sin perder su sonrisa desdentada, se llevo entre sus manos dos hojas y se perdió atrapando sueños.

                                                                                                                  Rubén Chamorro               

martes, 29 de diciembre de 2020

Al acecho

 La noche era calurosa, húmeda y silenciosa. Algunos focos de la calle estaban apagados y la suave luz de la luna se asomaba entre las copas de los plátanos, unidas en el centro de la calle, a varios metros de altura. Una casa abandonada y casi desmantelaba, era el único lugar del trayecto que podía ser preocupante.

A medianoche y en la soledad de mis zapatos apurados por el cansancio, no debía dejar de mirar su aspecto de guarida... por las dudas. De pronto, surgió del interior de sus derruidas paredes una sombra negra que, corriendo desaforadamente, se me abalanzaba en una clara intención de ataque. La gran bestia de pelaje negro, parecía dispuesta a masticar, al menos, una de mis piernas; de inmediato gire y lo enfrente, flexione las rodillas, el cuerpo levemente inclinado hacia adelante, abrí los brazos tanto como pude... no emití ni un solo sonido. Así me quede unos segundos en una postura que indicaba, claramente, que no me quedaría quieto ante su avance. El pobre perro, ahora iluminado por una feérica luz estelar, se veía flaco y enfermo. Se detuvo inmediatamente y sin dejar de ladrar y gruñir, se alejo en sentido contrario con la cola entre las patas; me causo mucha gracia y pena. El animal solo cuidaba su territorio; ante su estrategia, la mía había sido mas efectiva.

No me asustan los nocturnos perros callejeros, hay cosas más preocupantes que esa situación. Temo a los mosquitos, en realidad, no a las nubes de mosquitos, sino al que, solitario, me atormenta a partir del momento en que apago la luz y apoyo la cabeza sobre la almohada, en pos de un merecido, necesario descanso, que él interrumpirá tanto como pueda.

La oscuridad se  hace total y treinta segundos después, su zumbido suena alrededor de mi cabeza como una trompeta llamando a la carga de la caballería. No es su picadura y la posterior roncha lo que me preocupa o inquieta, es el acecho al que me somete lo que no me deja dormir. Cuando se relajen mis brazos y caigan mis párpados, yo seré su presa y él será mi depredador. Comienzan mis manos a danzar, en el aire, una cacería que, por cierto, no es mas que mi propia defensa ante algo que no veo, pero que presiento muy cerca, por un momento silencioso, pero todo el tiempo sediento de mí. Sé que no está lejos, tal vez se estaciono sobre la sábana, riéndose de mí, un pobre ser humano que no tiene escapatoria. En algún momento de la noche yo terminaré siendo su alimento.

Quisiera recordar cuantas veces fuí víctima del temor por el acecho de lo que nunca ví, cuantas veces sufrí las irreales amenazas de la sombra chinesca que, danzante sobre la pared, dibuja miedos nacidos en mitos incorporados por la puerta de la inocencia.

Amenazado por un mosquito. Amenazado. Amenazado por tantas cosas... traicioneros, pretextos, un roncha, un hipócrita latente que necesita de mi agotamiento y de mi sueño, o de mi voluntad rendida. Amenazado por quien no merece ser temido y aún así, consigue transformarnos en presa, amenazado por quien tampoco debe ser víctima de los temores ajenos. Qué irónico que el miedo propio sienta miedo del miedo ajeno...

Pasare mañana por la misma calle  plena luz del día y mi visión será otra, distinta o nueva; seguramente veré  al flaco y enfermo perro jugando con una bolsita de nylon que la brisa se empeña en remontar. Ya no nos tendremos miedo podremos ser amigos. Ya no más picaduras de mosquitos depredadores, mañana encontrare la forma de arreglar nuestras diferencias. El mundo es demasiado grande para que estemos los dos encerrados en el mismo dormitorio.

                                                                                                    Rubén Chamorro (2002)


lunes, 28 de diciembre de 2020

El payaso

 El amarillo titilante del semáforo parecía avisar que era tiempo de terminar la jornada y guardar todos los chiches que sirvieron para hacer malabares. El traje de payaso era también su ropa de viaje, por lo que no tuvo que preocuparse más que de llenar el bolso con sus antorchas y clavijas.

Se quedó sentado sólo en un banco de la placita Dorrego. Ahí dejo volar sus sueños por todas las direcciones que su imaginación le ofrecía... Quedó su mirada perdida en mañanas, que se convertían en ayeres, demasiado rápido. Su enorme sonrisa roja no podía disimular su mirada melancólica, alimentada del ritmo lento que nacía bajo su pechera naranja y verde con enormes botones azules.

Se paró y con un suspiro eligió la calle que le pareció más tranquila para retornar a cualquier parte, porque sabía que era sólo allí, donde encontraría sus esperanzas escapadas, sus deseos, sus utopías. En alguna esquina perdida, tal vez, hallaría lo que anhelaba; lo importante era caminar, aún con la vereda rota, después de todo, es preferible avanzar a tropezones que patinar en el mismo lugar, aunque llevara la mirada clavada apenas delante de la punta de sus zapatones amarillos.

A mitad de viaje de un destino desconocido, se detuvo frente a una enorme pared, iluminada por un foco ubicado en la vereda de enfrente. La potente lámpara debía iluminar un cartel oxidado, doblado y torcido, estoicamente aferrado a la baranda derecha de un enorme balcón. Alguien, sin duda, lo movió; y ahora, enfocado al paredón, transformaba su superficie en un escenario, lo convertía en un lugar que esperaba por alguien que le diera una gota de vida. Tal vez, un payaso.

El bolso quedó sobre la vereda. Sus brazos se extendieron con la forma de su sonrisa y aprovechando la falta de público, comenzaron a danzar en cientos de formas grises sobre el blanquecino cemento. Todo su arte solo para él, por el placer de crear imágenes perfectas, para tener la ilusión de creer... de creer en la increíble realidad de una sombra que no se puede atrapar. Ahora ya no solo sus manos y brazos giraban locamente, su cuerpo bailaba al ritmo de una música que nadie escuchaba, y que acompañaba a su única y multiforme sombra; pero comprendió que la luz, alta y lejana a su espalda, era la verdadera dueña de su juego chinesco. Palomas, conejos, marionetas... nada de lo que inventaba podía atrapar, contener ni acariciar. Todo desaparecía ni bien acercaba sus manos a ese telón rígido e improvisado. Sus propias imágenes no le pertenecían.

Tomó su bolso sin quitar la vista de la pared. Dejó sus brazos caídos ante una batalla perdida. Se sentó en la frontera distante que marcaba la vereda vecina y pensó: "Ya es muy tarde. El sol va salir como siempre. Otras sombras taparán mis sombras... pero algo me pertenece, mi momento de magia me lo quedo yo, por siempre..

                                                                                                                        Rubén Chamorro

                                           

domingo, 27 de diciembre de 2020

Soledad

 Mi soledad es obsolutamente mía. Nadie la conoce como yo. Con ella me siento a tomar un café y conversamos en absoluto silencio. Mi soledad es fiel a mi y yo lo soy a ella, jamás nos mentimos ni exageramos. Camina conmigo tomándome del brazo, en medio del gentío que grita y vocifera y se hunde en el mundo celular; ellos, todos ellos también, en algún momento, están solos con su soledad, pero yo sólo conozco la que me pertenece y me acompaña donde voy, donde estoy.

Camino tarde con el apuro de quien no tiene dónde ir, ni quien lo espere, pero no me entristece. En las ventanas de los bares me encuentro casualmente con su imagen; ella está ahí, siempre está ahí...  a veces pienso que se burla de mi, porque adopta mi imagen sobre las ventanas llenas de dedos marcados, dedos arrastrados que parecen haber acariciado una silueta, y se queda mirándome, dibujando una sonrisa triste en un rostro cansado y mas envejecido por los sentimientos que por los años.

Mi soledad es absolutamente mía. Estoy apegado a ella que, cuando se cansa de vagar esquivando hombros, la cargo sobre los míos.

Los monólogos se tornan gesstuales sin darme cuenta; y otro solitarios me miran con un amague de preguntas retóricas, pero ella y yo los esquivamos pegando la mirada en los adoquines, y seguimos con esa charla borracha de frustraciones.

Doblo esquinas porque sí hasta que las sombras se estiran y acarician las veredas de enfrente. La luz del cartel me tiñe de blanco y negro y detengo mis zapatos justo frente a lo que queda de la farmacia incendiada... y la miro, y no la miro, y no sé que veo; porque la verdad -ya lo sabemos- no busco nada; solos, ella, a quien todavía cargo, y yo, reflejados sobre el vidrio tiznado y roto.

Noto la presencia de alguien detrás mío, a la derecha. Lo ignoro. Escucho el ruido de un carrito cuyas ruedas lloran por un poco de grasa y se queja de sobrepeso. Un sólo (otro sólo), con su soledad cargada sobre los hombros, se para a nuestro lado sin que crucemos miradas y, en la calle silenciosa, frente a estas ruinas que ya no fuman, alcanzo a escuchar que dice, o se dicen: ¡Esto, esto no tiene remedio!

                                                                                                                              Rubén Chamorro

Un poco de humor

- Si cárcel y prisión son sinónimos, ¿Por qué no lo son carcelero y prisionero?

-Si nada se pega al teflón... ¿cómo pegan el teflón a la sartén?

-¿Por qué las cajas negras de los aviones son de color naranja?

-Si la "caja negra" de un avión es indestructible ¿Por qué no hacen todo el avión del mismo material?

-¿Por qué la palabra "abreviatura" es tan larga?

¿Por qué hay interruptores que dicen "encendido/apagado" si cuando está la luz encendida ya se sabe y si esta apagada, no se puede leer...?

-Lo importante no es saber, sino tener el teléfono del que sabe.

-La inteligencia me persigue, pero yo soy más rápido.

-La verdad absoluta no existe, y esto es absolutamente cierto.

-Estudiar es desconfiar de la inteligencia del compañero de al lado.

-¡Mozo! Hace veinte minutos que le pedí al otro mozo que me traiga una botella de vino de la casa... -Señor, tendrá que esperar otros veinte, porque el mozo vive lejos.

-¿Sabes que mi hermano anda en bicicleta desde los tres años? - Umm ya debe estar lejos...

-Chofer ¿éste colectivo me lleva al cementerio? - Si se pone adelante, si.

¿Por qué tenemos "ojos de gallo" en los pies y "patas de gallo" en los ojos?

-El mundo es redondo y lo llamamos "planeta", si fuese plano ¿lo llamaríamos "redondeta"

-¿Por qué "todo junto" se escribe separado y "separado" se escribe todo junto?

-Cuando una persona ayuda a un criminal antes de cometer un crimen, lo llamamos cómplice ¿Por qué, si la ayuda después de cometerlo, lo llamamos abogado?

-Mozo ¿qué tiene de entrada? - Una puerta de vidrio... (cuac)

-Papá ¿dónde esta el caribe? - No se. Preguntale a tu madre que es la que guarda todo !

Che Cacho, para vos ¿Qué es más grave, la ignorancia o la indiferencia - Pues no lo se ni me interesa.

Algunas frases famosas, pero que ya casi no se escuchan

 ¿Conoces el dicho? "Dar gato por liebre"

Ya casi no se utiliza, pero era muy común escucharlas hasta hace no muchos años. Durante mucho tiempo se creó una mala fama de las posadas, hosterías y fondas, respecto a la calidad de sus comidas. La literatura universal está llena de alusiones, muchas de ellas irónicas, acerca del valor de los alimentos ofrecidos en ellas. Y era tanto el descrédito de estos lugares, que llegó a hacerse usual entre los comensales (me refiero a un pasado muy lejano), la práctica de un conjuro, previo a la degustación, en el que aquellos, parados frente a la carne recién asada, recitaban: "Si eres cabrito, mantente frito; si eres gato salta al plato". Por supuesto, este "exorcismo" nunca sirvió para demostrar la veracidad de la fama de la posada, pero dió origen a la expresión "dar gato por liebre", que con el tiempo, se incorporó al lenguaje popular como equivalente de engaño malicioso por el que que se da alguna cosa de inferior calidad, bajo la apariencia de legitimidad.

"Se armó la gorda" (Uff estas frases dan idea de mi edad...)

La revolución unionista de 1868, a causa de la cual la reina Isabel II se vio forzada a abandonar el poder, vino precedida de un insistente rumor callejero, en el que utilizando la muy castiza expresión de "la gorda", se proclamaba a los cuatro vientos la inevitabilidad de los acontecimientos. Es decir, la gente aludía a la Gorda, como un hecho consumado, como una cosa ya hecha: "La gorda ya esta en camino..." se va a armar la gorda... Hasta que finalmente, en Septiembre de ese año, verdaderamente, "se armó la gorda" con el pronunciamiento militar del marino juan Bautista Topete y Carballo, en Cádiz, y Primo de Rivera en Madrid. Históricamente, el hecho tomó el ostentoso nombre de "La gloriosa", pero su duración fue efímera; No así el castizo alias que el pueblo le adjudico: La Gorda, expresión que luego extendió su uso al lenguaje familiar, cuando alguioen quiere referirse a cierto hecho ruidoso o de mucha trascendencia, o bien ante una situación de extrema gravedad.

"Mambrú se fué a la guerra...chiribin chiribin chin chin...(Uh, cada vez me siento más viejo)

Es el título de una canción popular compuesta por los franceses durante la guerra de la independencia, suponiendo que había muerto su archienemigo John Churchill, duque de Marlborough, militar inglés que había participado también en la guerra de suceción española. La pronunciación popular del difícil nombre Marborough, dió origen ala palabra Mambrú, con la que se tituló la canción que primero fué cantada por los soldados y patriotas franceses. El tema pasó muy pronto al olvido, hasta que la nodriza del delfín francés, contratada por María Antonieta -esposa de Luis XVI- comenzó a arrullar al niño con esta canción, lo que causó mucha gracia  a los reyes y muy pronto, todos la entonaban en el palacio de Versailles. Por influencia de los borbones, en España volvió a difunidrse la canción y recobró su popularidad, sobre todo, entre las niñas que la cantaban mientras jugaban a la rayuela. En nuestro país, mambrú se fué ala guerra identifica una de las canciones infantiles más populares desdela época de la colonia pero creo que sólo los más jovatos, como yo, la recuerdan.

"Hablar por boca de ganso"

Antiguamente, los hijos de los nobles y de los ricos, eran formados y educados por una especie de instructor al que se lo denominaba monitor o ayoy era llamado, precisamente, "ganso". Estos gansos o ayos ejercían una función educativa y pedagógica, por lo general rígida y dogmática, es decir, algo equivalente a lo que hoy llamamos "enseñanza enciclopedista". De manera que, les niñes repetían casi memoriosa y literalmente lo que habían escuchado de boca del ganso, y como casualmente estos gansos solían caminar por los caminos de palacio seguidos por les niñes en fila india -tal como lo hacen los gansos con sus crías- la tradición popular se encargó de acuñar la frase "hablar por boca de ganso", para dar a entender que alguien repite lo que otro ha dicho, como si fuera propio, ero sin el correspondiente discernimiento.

Una persona de menos de treinta años, es muy probable que nunca halla escuchado estas frases, pero, les juro que eran muy utilizadas. Y va a última.

"Llamale hache" o "No sabe ni jota"

Dos dichos en una explicación, debido ya que ambos tienen relación con letras de nuestro alfabeto.

Hasta el siglo XVI, la letra "h" en nuestro idioma, tenía valor fricativo laríngeo y se la pronunciaba casi como una jota, lo que hoy solemos decir una "hache aspirada", o sea que un "hola" sonaba mas como un "jola"; pero al hacerse átona por pérdida de ese sonido, cayó en menosprecio de la gente sencilla, de donde, como consecuencia nació el modismo "llamale hache", como equivalente en el lenguaje familiar de "es lo mismo" o "da lo mismo una cosa que otra", o sea, que da igual la presencia o ausencia de la letra hache. Entre nosotros, se la usaba como expresión de justificación similar a la que dió origen al dicho.

La letra "J" proviene de las lenguas primitivas del medio oriente, como el hebreo, el caldeo y el siríaco, y era la mas pequeña de esos alfabetos, por lo que su nombre llegó hasta nosotros como equivalente de cosa pequeña e insignificante. En la escritura hebrea, por otra parte, la iod - o sea la jota- participaba como rasgo inicial de todas las demás letras. De ahí que el modismo "no saber ni jota" alude a la extrema ignorancia de alguien en una cosa determinada y así es como la utilizamos en la actualidad; o se la utilizó hasta hace algunos años.  

El dibujo en la niñes

 El ser humano tiene la necesidad de expresarse y la niñez lo hace espontanemente y en forma natural, con los medios que su mundo y su naturaleza le permite. También se expresa mediante el lenguaje y el juego, pero ahora veremos una síntesis de los dibujos.

El dibujo durante la niñez tiene que ver con su desarrollo y es una manera de expresar, la idea o la imagen, con gráficas.

Etapas.

Realismo fortuito: Les niñez realizan un garabato y después le atribuyen un significado.

Realismo frustrado: Necesitan representar algo de la realidad, pero no se da cuenta que lo que dibuja no se parece a lo que vé.

Realismo intelectual: Dibuja lo que sabe y no lo que vé. Hay más predominio de los atributos intelectuales que los de su perspectiva visual.

Realismo visual: Reproduce lo que ve respetando el volumen de los objetos.

Evolución.

Primacía de la cabeza: comienza representando al ser humano con un círculo, la cabeza. Lo hace porque se da cuenta que es importante, ya que con ella puede ver, oir, comer, hablar etc. 

Luego aparecen las extremidades, los brazos y las piernas. Se da cuenta que con ellas puede atrapar, tener, lastimar y también dar cariño. Pronto agrega los ojos, luego la boca, nariz, orejas y hasta los dedos, todavía no el cuerpo. El ombligo lo agrega aproximadamente a los cuatro años y a los cinco dibuja el tronco.

Los garabatos aparecen al año, año y medio. Se divide en tres grupos:

Garabato desordenado: No tiene nocion de los colores ni de las formas, es probable que mire al techo mientras dibuja. No llega a hacer un circulo. El dibujo es una forma de liberar energía, lo hace por placer.

Garabato controlado: No tiene mucha diferencia con la etapa anterior, pero aprende a controlar sus movimientos y comienza a darle mayor sentido al  dibujo. Ya dibuja un círculo. Acostumbra a no levantar el lápiz de la hoja.

Garabato con nombre: acompaña su dibujo con una descripción verbal; puede decir "esta es mamá"aunque el trazo todavía no llegue a identificarse. Los dibujos se distribuyen por toda la hoja. Los padres no deben impulsar a les niñez para que les den un nombre al dibujo, deben dejar que se desarrollen por sí sólos.

Representación, no reproducción. 

La representación contiene elementos emocionales e imaginativos; no distingue entre la realidad y su visión de ella. El objeto que dibujan esta distorsionado por los sentimientos y pensamientos propios de su edad. Dibuja lo que sabe, no lo que ve. Dibuja lo que ve pero no como lo que ve, sino como lo sabe. La percepción está fuertemente influida por el afecto. Durante la infancia, la imagen del mundo, es subjetiva. El afecto y la imaginación desempeñan papeles fundamentales en ella. La imagen es subjetiva y también lo son sus expresiones. Es simbólico. No hay perspectivas ni proporciones adecuadas.

Dibujo de la figura humana (DFH) 

Cómo se refleja en los dfh la preocupación por la edad:

Los que dibujan a otros niñes menores que ellos, encuentran poca satisfacción en su vida presente y añoran el regreso a un período anterior en el que eran más pequeños y más felices. Les niñes que durante su infancia sufren descuidos físicos y emocionales quieren escapar de su niñez y es natural que se dibujen a sí mismos mayores y en un ambiente de la sociedad marginado.

Cómo se refleja en los dfh la preocupación por el aspecto físico:

Por la baja estatura, se sienten disminuidos y en sus dibujos se muestran con una altura exagerada.

Por la estatura excesiva, se sienten inseguros y en sus dibujos hacen una persona diminuta con el cuerpo oprimido y sin cuello.

Preocupación por la obesidad, los que no están satisfechos con sí mismos, son desdichados. El dfh es de figuras incompletas y obesas, los detalles expresan sus sentimientos.

Por perturbaciones del habla, el dfh muestra generalmente un sombreado alrededor de la boca y en la porción inferior de la cara, a veces dibujan la cara pequeña y omiten la boca.

Por pérdida o disminución de audición, el dfh es de pequeñas figuras esquemáticas (esto es generalmente un signo de escape), carece de detalles. La figura pequeña revela aislamiento y evación. A veces omiten las manos (indefensión e insuficiencia).

Por deterioro de la visión, empiezan dibujando lo mas importante para ellos, los ojos, luego agregan la cabeza, la nariz, la boca y finalmente el resto de la figura. Los que usan anteojos, agregan éstos a sus dibujos. El sombreado de la cara subraya, aún más, la ansiedad y preocupación por su vista.


Y también, obviamente, reflejan sus momentos felices, es común que si les regalan una bicicleta, dibujen primero su regalo y después a ellos mismos.

Todo esto es una síntesis de una notas que me obsequió una maestra, cuando mi hija mayor estaba en jardín de infantes, hace mucho; ya tiene sus propios hijes, y me pareció interesante compartir esto. Se puede encontrar esta y muchas mas información en internet, pero, ¿por qué no agregarlo en mi blog? 

Para tener en cuenta.

Soy hijo de poesía, 

poesía hija de reflexión,

reflexión hija de meditación,

meditación hija de saber,

saber hijo de búsqueda,

busqueda, hija de gran conocimiento,

gran conocimiento hijo de inteligencia,

inteligencia, hija de comprensión,

comprensión, hija de sabiduría.

                                   (Palabras Celtas)


Antes de hablar considera:

Primero, lo que vos decís;

Segundo, por qué lo decís;

Tercero, a quien se lo decís;

Cuarto, quien te lo dijo;

Quinto, las consecuencias de tus palabras;

Sexto, que provecho resultará de éstas;

Séptimo, quién escuchará lo que digas.

martes, 6 de agosto de 2019

Un relato con títulos de películas

Seguramente recordás estas películas, son un poquito viejas, pero en su momento fueron lo más de lo más ! Con ellas se me ocurrió escribir una historia, pero primero te muestro la lista de los títulos.

Lo que el viento se llevó, Titanic, Jurasik Park, Mujer Bonita, El señor de los anillos, el padrino, el último tango en París, La era de hielo, Termineitor, Duro de matar, Rápido y furioso.
Y dice la historia...

Mucha agua corrió bajo el puente, agua que se llevó muchas cosas, cosas que tal vez nadie las encuentre nunca, o si... pero lo que se va en la correntada siempre es algo material. Hay cosas que se van y nadie sabe dónde. Nadie sabe si se pierden definitivamente o si quedan flotando hasta encontrar su destino. Las palabras dichas en soledad son lo que el viento se llevo a horizontes inimaginables, y las dichas en la multitud se hunden como el Titanic en el mar de gente que corre y corre y no sabe como detenerse, mientras no dejan de escribir en sus celulares, como si el aparato fuese una fuente de vida.
Sumergido entre tantas soledades compartidas, en esta cálida noche , me detengo en la gran plaza del pueblo; me siento como en un Parque Jurásiko escuchando, con especial atención, la música de mil insectos y cientos de pájaros que terminan sus charlas antes de irse a dormir, o de empezar a trabajar. Sentado en la raíz del árbol más viejo y más grande, tengo la mejor ubicación. Puedo ver la calle principal con sus luces amarillentas, la panadería cerrada que a mitad de la madrugada encenderá sus luces para preparar el pan del nuevo día. Puedo ver el bar con sus mesitas afuera y al mozo con el codo clavado en la barra del bar, esperando la hora de cierre que ya está por llegar. Veo la señora sentada junto a la ventana buscando algo en su cartera y un tipo corpulento, en la otra mesa, tirando humo con displicencia. Una mujer bonita se contonea lentamente a paso relajado por la vereda. El hombre, el señor de los anillos grandes en las dos manos, deja el cigarrillo y hace crujir sus cervicales para mirarla. No hace ningún gesto. Sólo disfruta verla pasar. Podría ser su padre, o al menos el padrino, pero no hace ni dice nada. Mira la hora mientras se puede escuchar, muy bajito, el último tango en la radio, que no es el último tango en París, es sólo el último que quiere escuchar el cuerpo cansado del dueño del boliche.
El invierno ya se fue, pero todavía sigue haciendo frío, sigo aquí sentado, quieto; en un rato me voy a sentir como en la era de hielo pero estoy tan cómodo en este lugar... Me siento fuerte como termineitor y no pienso permitir que la temperatura ambiental me moleste. Estoy tan tranquilo, disfrutando tanto este momento, esta serenidad, este instante de la vida, que será un minuto muy
duro de matar. Va a durar mucho tiempo en mi memoria, porque pocas veces me siento tan bien, particularmente en un mundo que gira Rápido y furioso, y del que, sólo por hoy, logre escapar.

lunes, 6 de mayo de 2019

Pensalo...

Apelando al sentido común, cuando nadamos, empujamos el agua hacia atrás y nos desplazamos hacia adelante. Cuando caminamos ejercemos presión en el suelo hacia atrás y así nos desplazamos hacia adelante. Si pilotamos una avioneta desplazamos el aire hacia atrás y así nos desplazamos hacia adelante. Nada puede moverse hacia adelante si nada se mueve hacia atrás al mismo tiempo. Esto lo comprueba la física. Esto responde al principio que dice: "Nada puede obtenerse sin esfuerzo".
¿Estás cansado de todo?, ¿estás harto de todo?, ¿te quisieras ir a otro planeta...? El cohete, para subir, tiene que hacer una gigantesca fuerza hacia abajo.
Algunos le dicen ley de acción y reacción; otros, tercera ley de Newton y otros lo denominan conservación del impulso adquirido. Ponele el nombre que quieras, no importa. Esto se aplica para todo.

lunes, 18 de marzo de 2019

¿El sabio...?

Muchísimas veces leo cuentos o relatos, cortos y reflexivos, que comienzan diciendo:
-"Hubo una vez un viejo sabio que pregunto a sus alumnos....."
y siempre me llama la atención que se refieren a un "viejo" y no a una "vieja", y cuando no se utiliza éste término, se da a entender que es un anciano, siempre es hombre.
Lo primero que se me ocurre pensar es por qué el sólo hecho de ser una persona muy mayor,  la convierte necesariamente en un ¡iluminado ! ¿En un sabio? Entonces digo, sostengo, afirmo e insisto con que para ser un viejo sabio, primero hay que ser sabio. Conocí a muchos ancianos en mi vida que estaban, y siguen estando, a años luz de la sabiduría y el conocimiento. Muchos de ellos, yo los pondría en la categoría de... bueno, no pretendo ser ofensivo; pero conocidos o no, algunos están a la altura de un simio de mal carácter.
Para ser un viejo sabio, primero hay que ser sabio.
Pero también hay otra cosa que me llama la atención, nunca se habla de una mujer sabia que le dice tal o cual cosa a sus alumnos. Aplico el mismo proverbio, los años no siempre nos dan sabiduría. Para el estudioso, el curioso, el reflexivo, el que razona y piensa antes de hablar, para el que busca respuestas y soluciones; lo que esta más a mano es la información adquirida, masticada y digerida, que lo pone en una situación de tener más y mejores conclusiones sobre determinados problemas; pero no implica que tenga toda la razón.
El razonamiento y la empatía pueden ayudar a dar mejores consejos o a enseñar nuevas, buenas y mejores cosas de la vida; pero no implica sabiduría. No. Lo que aprendí en mi juventud, hoy, posiblemente, no sería aplicable.
Me gustaría leer alguna historia que comience diciendo:
-Hubo una vez una anciana sabia, que le pregunto a sus alumnos..... - Eso me indicaría que hay una puerta abierta a una visión más respetable del conocimiento y poder femenino. Aún así, la suma de años vividos es señal de un acopio de experiencias, que en determinadas situaciones, pueden ser útiles a una nueva generación, pero en algunas ocasiones.
Yo estoy entrando a la vejez, pero de sabiduría... me parece que todavía no tengo nada, ahora, si querés que te cuente mis anécdotas de una época lejana y muy distinta a la actual, te cuento por docenas, pero el mundo es otro, muy distinto al mundo de mi juventud. Mis enfoques ya no están acordes a la realidad del siglo XXI, por más que le ponga buena voluntad, porque existen cosas que hace cuarenta años no existían, hay hábitos que no existían, costumbres y actitudes que hace cuatro o cinco décadas no existían... mi mente se tiene que adaptar al día de hoy, a esta nueva época tan colmada de tecnología; como resultado de conversar con los jóvenes de hoy, termino aprendiendo mucho más de lo que podía pensar. Para aprender, es indispensable tener una mente abierta, dispuesto a ver las cosas con otro punto de vista y aceptar que se pueden cambiar y ser buenas, pero de una manera distinta a mi pensamiento o enfoque. Esto nos daría la posibilidad de ser más objetivos. No siempre sabemos mirar lo que nos rodea desde un panorama distinto al que se nos inculcó.
Tengo la idea de escribir algo, todavía no estoy seguro sobre qué, pero de ninguna manera descartaría el pensamiento y la inteligencia femenina, y comenzaré diciéndote que:
-Hace mucho tiempo, una persona muy reflexiva, le pregunto a sus amigos...- 

Por que se grita.

Un día, un anciano preguntó a sus alumnos lo siguiente:
¿Por qué la gente se grita cuando están enojados?
El alumnado lo pensó unos minutos...
-Porque perdemos la calma - dijo uno - por eso gritamos.
-Pero ¿Por qué gritar cuando la otra persona esta a tu lado? -preguntó el sabio - ¿No es posible hablarle en voz baja?. ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?-
Los integrantes del grupo dieron algunas otras respuestas, pero ninguna de ellas satisfacía al maestro.
Finalmente él explico:
-Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar para poder escucharse. Mientras más enojados están, más fuerte tendrán que elevar la voz para escucharse uno a otro a través de la distancia.
Luego el maestro preguntó:
-¿Que sucede cuando dos personas se enamoran?- y él mismo respondió:
-ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿Por qué?, porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña - continuó diciendo el maestro
-Cuando se enamoran más aún ¿qué sucede?, ¡no hablan !, sólo susurran y se están aún más cerca de su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman-.
Cuando discutan, no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más; llegará un día en que la distancia será tanta que no encontrarán más el camino de regreso.