Muchísimas veces leo cuentos o relatos, cortos y reflexivos, que comienzan diciendo:
-"Hubo una vez un viejo sabio que pregunto a sus alumnos....."
y siempre me llama la atención que se refieren a un "viejo" y no a una "vieja", y cuando no se utiliza éste término, se da a entender que es un anciano, siempre es hombre.
Lo primero que se me ocurre pensar es por qué el sólo hecho de ser una persona muy mayor, la convierte necesariamente en un ¡iluminado ! ¿En un sabio? Entonces digo, sostengo, afirmo e insisto con que para ser un viejo sabio, primero hay que ser sabio. Conocí a muchos ancianos en mi vida que estaban, y siguen estando, a años luz de la sabiduría y el conocimiento. Muchos de ellos, yo los pondría en la categoría de... bueno, no pretendo ser ofensivo; pero conocidos o no, algunos están a la altura de un simio de mal carácter.
Para ser un viejo sabio, primero hay que ser sabio.
Pero también hay otra cosa que me llama la atención, nunca se habla de una mujer sabia que le dice tal o cual cosa a sus alumnos. Aplico el mismo proverbio, los años no siempre nos dan sabiduría. Para el estudioso, el curioso, el reflexivo, el que razona y piensa antes de hablar, para el que busca respuestas y soluciones; lo que esta más a mano es la información adquirida, masticada y digerida, que lo pone en una situación de tener más y mejores conclusiones sobre determinados problemas; pero no implica que tenga toda la razón.
El razonamiento y la empatía pueden ayudar a dar mejores consejos o a enseñar nuevas, buenas y mejores cosas de la vida; pero no implica sabiduría. No. Lo que aprendí en mi juventud, hoy, posiblemente, no sería aplicable.
Me gustaría leer alguna historia que comience diciendo:
-Hubo una vez una anciana sabia, que le pregunto a sus alumnos..... - Eso me indicaría que hay una puerta abierta a una visión más respetable del conocimiento y poder femenino. Aún así, la suma de años vividos es señal de un acopio de experiencias, que en determinadas situaciones, pueden ser útiles a una nueva generación, pero en algunas ocasiones.
Yo estoy entrando a la vejez, pero de sabiduría... me parece que todavía no tengo nada, ahora, si querés que te cuente mis anécdotas de una época lejana y muy distinta a la actual, te cuento por docenas, pero el mundo es otro, muy distinto al mundo de mi juventud. Mis enfoques ya no están acordes a la realidad del siglo XXI, por más que le ponga buena voluntad, porque existen cosas que hace cuarenta años no existían, hay hábitos que no existían, costumbres y actitudes que hace cuatro o cinco décadas no existían... mi mente se tiene que adaptar al día de hoy, a esta nueva época tan colmada de tecnología; como resultado de conversar con los jóvenes de hoy, termino aprendiendo mucho más de lo que podía pensar. Para aprender, es indispensable tener una mente abierta, dispuesto a ver las cosas con otro punto de vista y aceptar que se pueden cambiar y ser buenas, pero de una manera distinta a mi pensamiento o enfoque. Esto nos daría la posibilidad de ser más objetivos. No siempre sabemos mirar lo que nos rodea desde un panorama distinto al que se nos inculcó.
Tengo la idea de escribir algo, todavía no estoy seguro sobre qué, pero de ninguna manera descartaría el pensamiento y la inteligencia femenina, y comenzaré diciéndote que:
-Hace mucho tiempo, una persona muy reflexiva, le pregunto a sus amigos...-
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