lunes, 10 de abril de 2017

La memoria, técnica para desarrollarla

Desconocemos qué es la memoria y como funciona. El diccionario dice: “Es la facultad de la mente de retener y evocar experiencias pasadas”. La memoria está relacionada a dos procesos independientes: retención y evocación. Recordar significa evocar algo previamente retenido; de ahí que sea sumamente importante aprender a “retener”, ya que es inútil tratar de evocar algo que nunca se retuvo.
La facultad de retener se desarrolla mucho antes que la de evocar y también es la primera en degenerarse en la edad avanzada.
Probablemente no exista un único sistema de memoria. Se realizaron muchos estudios en distintas especies animales y éstos indican que puede haber varias maneras de organizar la memoria. Por ejemplo, a un pulpo se le puede destruir quirúrgicamente la memoria visual y esto no alteraría su memoria táctil. Según algunos autores, existen buenas razones para creer que no hay un mecanismo único responsable de codificar la información en el cerebro. En todo caso, se puede tratar de un proceso multifacético.
La memoria tiene un comportamiento muy extraño ya que almacena impresiones de tal manera que, a algunas las recordamos perfectamente y otras las olvidamos por completo, llegando a ser muchas veces, molestamente selectiva. Podemos recordar un poema completo y no recordar una palabra en especial. ¿Dónde se almacenó esa palabra, si no con todas las otras?
Tendemos a recordar mejor cuando nos encontramos dentro del mismo contexto en que estábamos cuando adquirimos la información. Es por esto que quienes investigan un crimen, realizan la reconstrucción o dramatización de los hechos a quienes estuvieron de alguna manera involucrados. Para una buena evocación es crucial devolverlos al contexto original. Se ha demostrado  también que el “estado-dependencia” es igual de importante. Se pudo comprobar que si un bebedor empedernido esconde dinero o una botella  estando ebrio, no la podrá encontrar  estando sobrio, pero al volver al estado de embriaguez, lo recordaría con exactitud.
Cuando registramos y almacenamos una impresión, de cualquier tipo, se convierte automáticamente en un recuerdo potencial, pero la zona donde se guarda la información hasta que se la vuelva a necesitar es sumamente dinámica. Los recuerdos son gregarios y se conocen entre sí como si el mismo acto de asociación fuera instintivo, juntándose unos con otros para formar ideas que llamamos “inspiración”, volviendo a nuestra conciencia de manera casi irreconocible. Sin embargo, sólo llegan a esto si primero fueron registrados y almacenados de manera correcta; si no es así, tienden a desaparecer.
David Berglas, nacido en 1927, un psicoterapeuta muy calificado, políglota y multifacético, se especializaba en el desarrollo de la memoria, explicaba a sus alumnos una técnica muy sencilla para ejercitarla. Comenzaba diciendo:
-“voy a decir una lista de palabras inconexas. Fíjense cuántas recuerdan. –Repollo, puerta, avestruz, helicóptero, patineta, lápiz, gusano, almanaque, autopista, mentón, lamparita, campanas”.  Lo habitual es que cualquiera pueda retener cuatro, cinco o seis palabras, pero para recordarlas todas y en el mismo orden se debe utilizar una técnica. El secreto es hilvanar una historieta que una cada palabra con la que sigue. Para eso es necesario usar la imaginación y el poder de visualización. Cada uno haga su propia historia, ésta es un ejemplo.

Imagínense una plantación de repollos y en el centro de ella,
un repollo enorme, del tamaño de una casa. 
(Hay que visualizarlo, con pensar no alcanza. Véanlo en su mente).
Al ser del tamaño de una casa, tiene una puerta,
de esa puerta sale un avestruz que tiene hambre y sabe dónde encontrar un lugar donde hallar alimento, pero esta apurado por comer, por lo tanto salta a un helicóptero,
se va volando, aterriza y sigue su búsqueda en una patineta,
hasta llegar al lugar deseado, donde encuentra un lápiz,
 lo toma con el pico y hace agujeros en la tierra…(véan en su mente cada objeto y lugar),
 su comida predilecta resulto ser un gusano,  uno muy grande que apareció de uno de los agujeros. Aquí hay un problema, ¿es época de gusanos?.
Entonces el avestruz consulto con un almanaque colgado en un poste y se da cuenta de que no es la época adecuada, pero todavía tiene hambre y corre por la autopista a buscar comida.
Estaba tan apurado que se lleva por delante un poste de luz y se golpea en el mentón,
Con tanta fuerza que se le cae en la cabeza la lamparita que en él había.
Y como en toda historieta, cuando alguien se golpea la cabeza, oye el ruido de campanitas.

Siempre se puede inventar una historieta similar, que nos permita relacionar cualquier lista de palabras. Cuando tenga que hacer la repetición de esa lista, rememore la historia sin contarla y cada una de las palabras las podrá mencionar sin fallas; es más, notará que podrá recordar los términos en el orden inverso.
Berglas, con una técnica tan sencilla, consigue despertar la habilidad instintiva de recordar cosas con la condición de que hubieran sido correctamente codificadas y almacenadas. De esto se obtiene una fórmula que parece casi mágica:

                                  M=V+A    o sea:     Memoria = Visualización + Asociación

Este tipo de técnicas, una de las que, de manera similar, utilizo para improvisar cuentos y relatos, permite reforzar el modo de operación natural del cerebro. Es como el empujón que necesita un auto sin batería para poder arrancar.
Dijo Leonardo da Vinci en una de sus notas, que “el hierro se oxida por desuso, el agua estancada pierde su pureza y en climas fríos se congela; del mismo modo, la falta de acción debilita los vigores de la mente.”
Con un poco de práctica se evita que la memoria se oxide, quede estancada o se congele. Especialmente en estos tiempos de computadores, celulares “inteligentes” y televisión ininterrumpida.

¿Te resulto interesante esta nota?

Te recomiendo el libro “La memoria, alcances insospechados”, de Berglas y Playfair, donde podrás descubrir mucho más sobre este tema.

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