martes, 5 de diciembre de 2017

El deseo

El joven caminaba distraído por la playa. De pronto encontró una lámpara, similar a la de Aladín, y mirando hacia todos lados, pensó: "Si alguien me viera frotándola, me sentiría ridículo, pero ¿que tengo que perder?
La froto suavemente y, sorpresa, desde su interior salió un genio que le dijo:
-Por haberme liberado, te concedo un deseo.-
-¿"un" deseo? ¿sólo uno? - dijo el muchacho.
-Sí, sólo uno y piénsalo muy bien antes de pedírmelo.-
El joven lo miro varios segundos hasta que decidió lo que quería, pero primero preguntó:
-Me vas a conceder lo que sea que te pida, sin trampa?.
- Si.- fue la respuesta.
-Mi deseo es que me concedas dos deseos.-
El genio no sabía que contestarle y no encontraba argumentos para negar lo que le pedía; por lo tanto aceptó.
-Habla.- Le dijo.
Mi primer deseo es que mis ganancias mensuales de dinero, se multipliquen por un millón.-
-Hecho. ¿Y el segundo deseo?
-Mi segundo deseo es que me concedas dos deseos...
                                                                                           Rubén Chamorro Nov17

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