martes, 20 de diciembre de 2016

Hay amigos

Hay amigos eternos, amigos que son de piel y otros que son de piedra.
Hay amigos del tiempo, de la escuela, del trabajo, de la facultad.
Amigos que se aprenden, otros que se elijen y amigos que se aceptan.
Amigos del alma, del corazón, de la sangre.
Hay amigos de vidas pasadas, amigos para toda la vida, amigos que son más que amigos. Amigos que son como hermanos y otros que son como padres.
Hay amigos que se ven y otros que se escriben.
Por supuesto que hay amigos que se van, que nos dejan; otros que vuelven y otros que siempre se quedan.
Hay amigos inmortales, amigos en la distancia.
Amigos que se extrañan, que se lloran si se piensan.
Amigos que se abrazan, que se miran.
Amigos del pueblo, de noche y de día.
Hay amigos hombres y amigas mujeres.
Amigos que deliran y otros que son poetas.
Los hay para hablarnos de todo, amigos con los que no hace falta decirnos nada.
Amigos nuevos, amigos viejos, viejos amigos.
Hay amigos sin edad, los hay gordos y flacos.
Hay amigos que no siempre nos llaman y que no siempre llamamos, pero siempre están.
Amigos de hace mucho tiempo, de poco tiempo, amigos de hace una hora y desde ahora.
Hay amigos que dejamos ir, otros que no pueden venir, amigos que están lejos y amigos del barrio.
Hay amigos de las palabras, de la calle, de los bares.
Hay también amigos invisibles, amigos sin lugar…
Amigos míos, amigos tuyos, amigos nuestros. Amigos en común, amigos del teatro, de la música.
Hay amigos que están tristes, otros que están alegres, amigos que están en la luna y otros en el cielo.

Todos, todos  los amigos tienen algo en común:  son indispensables y los llevamos en el corazón.

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