Este relato surgió como una improvisación, en vivo,
en mi programa de radio: “El cazador de historias” con una lista de
palabras que me envió una oyente y que eran las siguientes:
“Perder, ganar, jugar, sonreír, llorar,
sentir, ver, luchar, animarse, paz”
El
pobre perro tenía todas las de perder. El
viento soplaba y la bolsita de nylon
cada vez volaba más alto. No
importaba cuanto saltara y menos aún
todo lo que ladrara, no lograría ganar a la
picara brisa que se llevaba el objeto de su cacería en un viaje que parecía no
tener fin, una bolsa de plástico de un mercado. No podía dejar de mirarlo. Se
agachaba, movía la cola, altas las orejas, la lengua afuera y ladrido y ladrido
y ladrido… Sólo se trata de jugar y
divertirse. Por un momento, me pareció, que lo vi sonreír ! Si
se lo digo a alguien me van a tratar de loco, o estúpido; todos saben que los
animales no tienen este tipo de gestos ni ningún otro como llorar. Pero era su actitud lo que reflejaba ese
gesto. Una mañana soleada, una correa
que se corto, un alambrado roto y… a la calle. ¿Que podía sentir sino felicidad ? Hay que ver a un perrito luchar
contra el viento por una bolsa y habría que animarse a
imitarlo. Esta libre, feliz, despreocupado y en paz. ¿Y
la bolsita?, es lo que menos importa.
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