Toda narración
está dirigida a un auditorio, aunque el escritor no tenga presente a su interlocutor.
Este género es el que se basa en el relato de hechos, acontecimientos o
sucesos, por lo que supone la existencia de un narrador que cuenta algo que ha
sucedido. La función del narrador se fue modificando en el transcurso del
tiempo, desde aquella primitiva épica del juglar o bardo (de aquí surge el término
“bardero”) que cantaban o recitaban hechos heroicos. Con el acto de escribir,
el relator se convierte en una figura creada por la ficción del autor.
En el hecho que se narra confluyen varios elementos estructurales que
forman el mundo creado por el escritor y
que son: los personajes, el espacio, el tiempo y fundamentalmente, todas las
acciones y acontecimientos.
En la actualidad, el cuento y la novela son las formas narrativas
predominantes. Expresan hoy lo que en otros tiempos fue patrimonio de la
epopeya, la crónica, de mitos, de las memorias, del folclore y también de las
leyendas heroicas. Todas estas formas son generadoras de las dos especies
literarias que, actualmente, son las de mayor difusión: Cuento y novela.
Las diferencias entre
cuento y novela.
Al surgir en un mismo terreno, el cuento y la novela tienen puntos de
contacto. Ambos proporcionan un conocimiento de la realidad y enriquecen al
lector al multiplicar, a través de la ficción, sus experiencias vitales y al
detectar en los personajes ficticios algunas claves de su propia vida. Otro
punto de acercamiento, sobre todo en la narrativa actual, es el propósito de
entretener e interesar al lector. Sin embargo, entre cuento y novela existen diferencias fundamentales,
tal como la extensión.
El carácter durativo de la novela permite un desarrollo argumental mucho
más amplio, la inclusión de mayor cantidad de personajes, descripciones
espaciales y temporales más detalladas, frente a la brevedad y concisión esenciales
al cuento. La novela da una visión total, y más compleja, de sucesos heterogéneos.
El cuento en cambio, enfoca un aspecto parcial de la realidad, pero con
intensidad, y no admite una lectura interrumpida porque exige concentración;
presentando una trama concentrada en tensión y peripecias para lograr un efecto
único. Ni una palabra debe estar en el cuento si no responde a la necesidad de
síntesis y unidad. Su extensión no admite
digresiones de espacio y tiempo ni multiplicidad de personajes.
(Continuara…)
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